jueves, 17 de marzo de 2011

El desdoblamiento del ser femenino en Cumbres Borrascosas

El desdoblamiento del ser femenino en Cumbres Borrascosas
Por María Eugenia Fernández

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón, valle tendido,
con cicuta y pasión de amarga ciencia
Soneto de la dulce queja. Federico García Lorca.

La época victoriana (1837- 1901), así denominada por el reinado de Victoria I, tendrá un influjo muy profundo no sólo en lo político, sino también en lo social y en lo cultural, impulsará con fuerza el proceso industrial que ocurrirá en la Inglaterra del siglo XIX y ¿a nivel intelectual? se caracterizará, precisamente, por una visión crítica de la sociedad, tanto de los sectores altos como de los bajos. Un Thackeray o un Dickens no habrían jamás proclamado a viva voz los sentimientos encontrados y la pasión violenta de una Catherine o de un Heathcliff, protagonistas de la novela Cumbres Borrascosas. Quizás sí lo habría hecho (pero en muchísima menor medida) Elizabeth Cleghorn Gaskell ,que, más allá de lo social, retrató tanto en Mary Barton como en Cranford la sensibilidad y la pasión que viven sus personajes, quienes atraviesan -sobre todo en Mary Barton - innumerables e indecibles penurias.
Durante esta misma época, en el género lírico nos encontramos ante la figura de un ser femenino más cultivado por medio de la poetisa Elizabeth Barret Browning, esposa de Robert Browning, laureado poeta de la época. También encontramos a Christina Rossetti, dueña de escritos que prácticamente no conservamos y que no poseen traducción al español, hermana de Dante Gabriel Rossetti, precursor del Prerrafaelismo, pintor y también poeta. Estas mujeres solían verse opacadas, a veces injustamente, por aquellos hombres célebres a los cuales se hallaban unidas, habitualmente, mediante alguna clase de parentesco o en matrimonio.
En las hermanas Brontë, se dará un caso similar pero no idéntico. En este caso, el genio lo poseen ellas: Emily, Charlotte y Anne, en ese orden; será Branwell, el hermano destinado al éxito y a la fama, quien se verá opacado por el genio indiscutible de sus hermanas. Será Emily el mayor talento de la familia y la que eclipsará a sus hermanas.

Charlotte Brontë:
La primera novela de Charlotte, The Professor(1), escrita en 1857, de rasgos autobiográficos pero dueña de un parecido muy similar a los finales de Jane Austen, no tendrá mucho éxito ni con la crítica ni con el público. Charlotte publicará Jane Eyre durante el año 1847, también con rasgos autobiográficos, por medio de la cual se consagrará. Jane Eyre hace eco de lo social resaltando la pobreza de una huérfana que tiene que abrirse camino a su manera y nos recuerda vagamente a algunos personajes de Dickens. Luego, en Shirley (1849) intentará darle un poco más de forma a su protesta social, pero hablando en este caso de problemas sociales originados en la revolución industrial. En Villete (1853) retornará al procedimiento autobiográfico, pero también con caracterizaciones de las distintas clases sociales, lo cual le dará algún punto unitivo con su propia época.

Anne Brontë:
Sólo unas líneas suyas bastan para alumbrarnos: sus dos novelas, Agnes Grey (1847) y The Tenant of Wildfell Hall (1848), historias de corte romántico muy apagado que emulan en algún punto a Jane Austen pero sin la vivacidad ni la ironía mal disimulada de la misma, pasan desapercibidas entre los genios de sus dos hermanas.

Emily Brontë (1818-1848):
Con Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights es su título original en inglés), su única novela publicada, Emily se pone por encima de sus dos hermanas y desafía, con la misma fuerza que impulsa los vientos del páramo que ella misma describe, toda la estética victoriana.
Encontramos en Cumbres Borrascosas un desdoblamiento del ser en ambos personajes principales.
La novela comienza a la mitad de la historia, y su primer narrador será Mister Lockwood. Dentro del relato de Mister Lockwood se inscribirá el de Nelly Dean, el ama de llaves de Wuthering Heights y luego de Thrushcross Grange (La Granja de los Tordos). Nelly le relatará a Lockwood las desventuras de dos familias, los Earnshaw y los Linton, ocasionadas por Heathcliff, el gitano recogido por el anciano señor Earnshaw durante uno de sus viajes a Liverpool.
De dudosa procedencia, Heathcliff llega al seno de la familia Earnshaw siendo un niño de ocho años, extremadamente reservado, rudo y simple. Muchos críticos coinciden al señalar la similitud del carácter de la propia Emily con el de Heathcliff. El señor Earnshaw tiene dos hijos, Hindley y Catherine, nuestra protagonista. Catherine y Heathcliff comenzarán una relación que se volverá más profunda con el tiempo, llena de un amor tan fuerte e insondable como el odio que siente su hermano Hindley por el gitano recogido por su padre.
Catherine encontrará en Heathcliff a su otra mitad. Su ser sufrirá un primer desdoblamiento mediante esa comunión espiritual que comparte con el dueño de su alma. Catherine proclamará: “I am Heathcliff” (“Yo soy Heathcliff”). Y se traicionará a sí misma cuando sea ella, no otra barrera social ni espiritual, la que imponga una distancia entre ambos y los condene a la infelicidad terrenal, al contraer matrimonio con Edward Linton, espíritu diametralmente opuesto al suyo y del cual ella reconoce estar enamorada sólo en forma superficial, motivada mayormente por su posición social y por la belleza externa. Con el correr del tiempo Catherine llegará a despreciar a Edward por su debilidad de espíritu. Y ese amor “cuan el follaje”, tal como lo describiera la propia Catherine, se convertirá más tarde en un rencor duro y profundo contra Edward, por no haber sabido él ganarse su amor.
Victoria Ocampo nos proporciona una imagen muy acertada al comparar en su artículo de la revista Sur a Heathcliff y a Catherine con Paolo y Francesca, aquellos inolvidables personajes de la Divina Comedia, el poema escrito por Dante Alighieri:

…ni Heathcliff ni Catherine han cometido el pecado de la carne. Heathcliff y Catherine han cometido un pecado mucho más grave, que entra en la categoría de los pecados contra el Espíritu Santo. En lugar de establecer una preeminencia del cuerpo sobre el alma, como los enamorados del segundo círculo del Infierno, han arrancado el alma del cuerpo y han vivido en esa división aún más infernal.(2)

El amor de Catherine y Heathcliff no es un amor carnal sino puramente místico, un amor dentro del cual sus espíritus se confunden uno en el otro a causa de la profunda similitud entre ambos. Será por esto que cuando Catherine, la principal culpable de la separación en vida, muera, Heathcliff pedirá que su alma no descanse en paz y lo persiga, ya que prefiere vivir torturado por su fantasma a perderla para siempre.
Este primer desdoblamiento del ser de Catherine no será el único. Nos encontramos ante un segundo desdoblamiento, el que esta sufre luego de su muerte, que se bifurcará, a su vez, en dos caminos: el primero es su ser fantasmal, que bordeará los páramos de Wuthering Heights y volverá para atormentar a Heathcliff, tal como él mismo suplicó; el segundo es la vida que Catherine vivirá a través de su hija, Cathy, quien nace sólo unas horas antes de su muerte terrenal.
El fantasma de Catherine rondará los páramos agrestes y enloquecerá de dolor y de nostalgia a Heathcliff, que morirá feliz, sintiéndose liberado al contemplar la imagen espectral de Catherine viniendo en su búsqueda. Heathcliff morirá sabiendo que esa vida ya era muerte desde el momento en que Catherine dejó este mundo y es esto lo que nos ayuda a destacar el segundo desdoblamiento como el más importante, ya que nos encontramos ante una heroína que pasa la mitad de la novela en forma de espectro y cuyo influjo es superior en estado espiritual que en estado terrenal.
De hecho, este segundo desdoblamiento de Catherine nos lleva a un tercer desdoblamiento de su ser: la imagen que tienen de ella los dos hombres que la acompañan a lo largo de su vida terrenal: su esposo (Edwad Linton) y su alma gemela (Heathcliff). Mientras que, para Edward, Catherine es un dechado de virtudes espirituales, un ser angelical y dulce, endiosado hasta el extremo, al punto de que el lector no reconozca en su visión a la persona que Edward nombra, Heathcliff, por el contrario, justifica sus acciones en la Catherine que él conoce, recuerda y anhela. Heathcliff ve la exacta versión de la Catherine que nos es descrita por Nelly Dean: una mujer caprichosa, testaruda y fuerte, un arquetipo de violencia, altanería y vanidad; Heathcliff ama a Catherine por lo que es, no por lo que aparenta ser ni por una imagen de fantasía.
Con respecto al segundo desdoblamiento y sus bifurcaciones, hemos dicho que Catherine había tenido una hija y, cuan prolongación de su ser pero mejorada, Cathy Linton hará todo aquello que su madre no pudo hacer y más aun. Llena de coraje y de valentía (más que su madre, que aun cargada de pseudo-valentía no se anima jamás a vivir aquello que realmente anhela), Cathy desafiará a su padre viéndose a escondidas con Linton Heathcliff, el hijo que Heathcliff procreó con Isabella, la hermana de Edward (y primo, por lo tanto, de Cathy). La trampa preparada por Heathcliff para que la Granja de los Tordos quede a su nombre ha sido urdida y exitosamente llevada a cabo. Cathy cae en las redes de Heathcliff y debe casarse si quiere ver a su padre antes de que éste muera, ya que este está gravemente enfermo. Se casa por amor a su padre y por no causarle ningún disgusto y lo deja morir en paz, haciéndole creer que Linton cuidará de lo que es suyo.
Dotada de la candidez, la testarudez y la fuerza de voluntad de su madre, pero con la mente fría y racional de su padre, Cathy se ha llevado la mejor parte de ambos progenitores y la ecuación se torna perfecta: enamorará a Hareton Earnshaw sin siquiera proponérselo, y terminará enamorándose de él de la misma forma. Alcanzará de esta manera la meta tan ansiada por su madre en vida, cierra así el círculo, al igual que Hareton, la personificación de la juventud de Heathcliff. Hay un juego aquí con el desdoblamiento del ser de las dos Catherines y con la evolución de ambos personajes a lo largo de la obra.
Mr. Lockwood, al llegar a Wuthering Heights, es llevado por la misma Cathy a la habitación que había pertenecido de su madre cuando era niña. Es entonces cuando, durante la vigilia, Lockwood tropieza con la visión del fantasma de Catherine, que le pide entrar. Anteriormente había estado leyendo en un libro que había en la habitación los siguientes nombres: “Catherine Earnshaw, Catherine Heathcliff, Catherine Linton”, lo que podríamos suponer como un juego de la propia Catherine al ser su apellido de soltera Earnshaw y al no haberse decidido aún por alguno de los dos hombres que, en su momento, la pretendían por razones de inmadurez y vanidad. El camino recorrido por la madre será el mismo camino recorrido por la hija pero a la inversa: Catherine abandona su apellido de soltera y fantasea con llevar el de Heathcliff, hasta que contrae matrimonio con Edward Linton. Su hija con Edward abandonará el apellido Linton para casarse con Linton Heathcliff y, al enviudar, se enamorará de Hareton Earnshaw, el hijo de Hindley, y se casará con él, siendo nuevamente Catherine Earnshaw. Cathy recorrerá el camino inverso del de su madre y logrará para su vida mejores conclusiones.
Si bien Heathcliff cataloga este final terreno como “pobre”, debido a que la autora no nos lo relata en profundidad y nos lo permite imaginar a placer, el reencuentro de estas dos almas será tan fuerte y salvaje como los continuos vientos que soplan en el páramo. Cumbres borrascosas es una novela que, tal como su nombre lo indica, estará repleta de tormentosas pasiones y de atormentadas almas. Entre ellas la principal será el alma que comparten Catherine y Heathcliff, que durante su vida terrenal ha padecido y que encuentra la salvación en ese limbo en el que vivirán eternamente espantando pastorcitos y forasteros.
El desdoblamiento del alma de Catherine, que en un comienzo albergará a Heathcliff, luego lo desterrará de su corazón y morirá por eso, hará de ella un ser dual que encontrará la cumbre de sus ansias colmadas mediante el reencuentro con la otra parte de su ser, recién en el más allá. En lo terrenal, Catherine hija culminará la unión de las dos almas afines: la de Hareton Earnshaw con la de ella misma. En lo espiritual, las dos almas que se encontraban desunidas finalmente se unirán, y el espíritu de Catherine encontrará esa “paz” tan cercana a la violencia que hará, de estas dos almas, una sola.

(1) La aclaración es válida: la primera novela de Charlotte Brontë es The Professor, pero no será publicada hasta después de su muerte. Su primera novela publicada fue Jane Eyre.
(2)Ocampo, Victoria. Bronte (Terra incognita). Buenos Aires, Sur, 1938.

No hay comentarios:

Publicar un comentario