domingo, 20 de marzo de 2011

Plaza Sur

Plaza Sur
Por Hernán D'Ambrosio

Sentados en el banco nos besamos
como adolescentes
de una eterna primera cita. Los niños juegan
en la arena
y el subibaja sube y baja mientras el tobogán desliza
y el pasamanos pasa manos. Hablan las madres
las ramas crujen los sindicatos deciden acampar
y suenan los tambores entran los creyentes
a la Iglesia a rezar
por la pena de muerte salen los recién casados y el cortejo fúnebre
el arroz se lo comen las palomas si no se les adelantan
los vagabundos
o los barrenderos del Plan Trabajar.
Ahora que el cuidaparques no nos ve
escapemos de los barrenderos trepémonos al árbol
y hagamos el amor entre las ramas
y formemos una sociedad arriba
como el barón rampante refugiémonos
de los perones vivientes
y las evitas dignificantes dignificadoras
Auxilio!
No puede escapar del violador y un ladrón aparece
y le roba la navaja al violador que huye decepcionado
mientras el ladrón le roba la billetera a la mujer
y aparece un policía
que se adjudica
la billetera del ladrón y de la mujer para comprarle coca y paco
al traficante
repartirla entre los pibes
y más vale que vendan pendejos porque los meto en el calabozo.
La venta de libros siempre anda bien porque los libros usados tienen vida
y buen precio
y no hay nada mejor
que tener libros en común. El pibe de aquel banco
está leyendo Rayuela
mientras almuerza
en el receso que ya casi termina. El trencito
da la vuelta manzana y un perro tiene
ganas de jugar y de correr. Si nos hamacáramos
los dos
en una sola hamaca
creo que terminaríamos conquistando algún planeta nuevo
o alguna dimensión paralela
o la garganta del diablo.

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